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Deslealtad con España

Una de mis palabras talismán favoritas de los últimos meses es España. No sólo porque signifique “tierra de conejos“, sino porque el significante designa un significado en el que vivo, estudio, escucho a Aqua y exploto burbujas de embalar. Pero una cosa es ser una palabra talismán y otra muy distinta es ser una palabra baúl. Los nuevos significados para las palabras de toda la vida están muy bien en la poesía, pero muy mal en el periodismo.

“Deslealtad con España” es el titular de hoy del ABC, diario español cuyo eslogan es “el valor de la palabra”, valor que deprecian, ignoran y humillan con esta portada.

Yo soy un tipo muy crédulo. Si a mí un periódico me dice que hay “deslealtad con España” yo me lo creo. Y si me ponen las fotos de dos señores, me imagino que ellos han sido los desleales. Mare de Déu! ¿Qué habrán hecho? ¿Vender secretos de estado a la URSS Corea comunista? ¿Regalar dinero a los terroristas? ¿Qué han hecho estos señores tan malos?

Pues resulta que estos señores son los presidentes del País Vasco y Andalucía, dos de las tres comunidades autónomas que quedan sin que las gobierne el Partido Popular. Estos presidentes han sido elegidos democráticamente en sendas elecciones por sus respectivos conciudadanos y tienen la obligación de defender sus intereses.

Lo que han hecho ha sido llevar ante el Tribunal Constitucional los recortes anticrisis (procrisis, según el FMI) del Gobierno central para que dictamine si están dentro de lo que permite la Constitución o no.

Dado que las personas no somos omniscientes y no podemos conocer la verdad de forma inequívoca, cuando se generan disputas en la sociedad, tenemos que acudir a tribunales que se encargan de elegir cuál es la verdad. No hablamos de una verdad ontológica ni metafísica, sino de una verdad práctica y social, una verdad que nos sirva para seguir funcionando.

¿Es desleal a España llevar este caso ante los tribunales? La falacia no puede ser más grande. Los tribunales son parte integral del sistema, y cualquier cosa que se lleve ante ellos es completa, absoluta, taxativa y tautológicamente leal hacia el sistema. Llevar un asunto ante un tribunal puede ser leal si yo, que soy un terrorista, delato a mis compañeros. O si yo, que soy un golpista, delato a mis jefes. Eso es deslealtad, porque lo medimos con una escala de valores ajena al propio sistema.

Por lo tanto, Patxi López y José Antonio Griñán no son desleales con España, ni con la democracia, ni con el estado de derecho. Puede que sean desleales cuando su lealtad la ligamos a otros intereses, es decir, cuando la medimos con otros baremos. El ABC dice que son desleales porque muestran una clara deslealtad hacia la idea que este diario tiene de lo que debe ser España. Pero esa idea no es España. Es una parte de España. Estaría muy mal que, si yo creyera que las mesas deben tener cinco patas, me comunicara con los demás hablantes dando por hecho que mi idea de lo que debe ser una mesa es la que ellos van a manejar también. Eso es anti-comunicación, y por lo tanto, es anti-periodismo.

Es el mismo caso del pasado 29 de marzo cuando La Razón publicaba en su portada el titular “Trabaja por España“, invitando a los pocos españoles que quedan con trabajo a no secundar la huelga general. Trabaja por España. Es para pensarlo. Obviamente querían decir “Trabaja por la idea que nosotros tenemos de lo que debe ser España”. Pero todos sabemos que el lenguaje periodístico necesita frases más directas. Trabaja por España, decían, como si los que se manifestaron se estuvieran manifestando por Andorra o por Yemen. Ellos también se manifestaban por España.

Lo que me preocupa es que hacer las cosas “por España” se convierta en argumento suficiente para sustentar cualquier idea. Me cachis la mar, que hace sólo 30 años que dieron un golpe de estado aquí y su justificación era ésa, que lo hacían “por España”.

España no es un fin. España no es un bien mayor que haya que preservar frente al bienestar de la población en general ni de los individuos en particular. Lo grave es ser desleal a la democracia, al estado de derecho o a los derechos humanos. Pero, ¿desleal a España? Lo siento mucho, pero si mi ayuntamiento lo gobierna el PSOE, mi autonomía un partido nacionalista, y mi país el PP, muy difícil va a ser que me lo monte para no ser desleal a mi país.

No me gusta que me traten como a un tonto. Las falacias en portada no son menos falacias, al contrario. Plantear cualquier caso ante cualquier tribunal sólo es desleal en una dictadura, donde el arbitrio de una elite prevalece sobre la verdad.

Y lo ofensivo no es su deslealtad hacia el el Estado, la democracia, los gobiernos autonómicos, la Constitución que instaura el Tribunal Constitucional, el propio Tribunal, la Historia, el rigor periodístico, la objetividad, el diccionario y el buen gusto. Lo ofensivo es el desprecio que muestran hacia la capacidad de entendimiento de sus lectores.

Menos “por España” y más “por los españoles”.

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