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Entrevista con Miguel Noguera

Miguel Noguera es un humorista muy especial. De hecho mucha gente no le definiría como tal. Su estilo no se parece a nada y tampoco lo pretende. Actúa y dibuja, pero su fama le ha llegado gracias a los ultrashows, monólogos aparentemente inofensivos que esconden zarandeos lógicos que, en última instancia, son lo que (en algunas personas) llega a producir risa. Los ultrashows son concatenaciones de ideas y las ideas son estas ocurrencias aberrantes, estas situaciones extrañas o incómodas y estos procesos lógicos inesperados que tanto le gustan a Miguel Noguera.

Hace un año sacó un libro, Ultraviolencia, que reúne algunas de estas ideas y también trae dibujos en algunas.

¿A qué se dedica Miguel Noguera?
Bueno, hace dos años pude dejar el trabajo de teleoperador para dedicarme al Ultrashow y los libros. Principalmente me gano la vida con los Ultrashows. Aunque lo otro también da pasta, claro.

¿Es cierto que no ensaya los Ultrashows? ¿No ensaya por pereza o por temor a perder algo de la propia filosofía de su espectáculo?
Es cierto que no ensayo. Aunque el Ultrashow es un ensayo en sí mismo, es decir, hay ideas que se van puliendo al explicarlas en distintos Ultrashows, y el espectáculo va evolucionando a medida que lo llevo a cabo; pero fuera del Ultrashow no ensayo (si por ensayo entiendes probar sin público. Sí redacto una lista de ideas, preparo un power point, y las ideas cantadas las ensayo con Dani, porque tenemos que ponernos de acuerdo en los acordes y los cambios). Ahora tendrás que disculparme, porque me voy a extender un poco. Si necesitas ir al lavabo, hazlo ahora, que te espero… Bien, el Ultrashow tiene dos tiempos: La idea “desnuda”, por así decirlo, que se enuncia en un momento, y después una especie de divagación improvisada que gira en torno a la idea y que puede alargarse más o menos en función del humor que yo gaste ese día. Es verdad que a veces repito, o me apoyo, en elementos que surgieron de divagaciones de otros Ultrashows (“subideas” que quedan fijadas a la idea principal); pero lo que más me gusta es el carácter improvisado del discurso, lo recién hecho. Pensar en directo, vamos. Es con lo que más disfruto del Ultrashow; aunque es difícil alcanzar ese feliz estado de conciencia en el que articulas cosas a tiempo real, y el público disfruta contigo. Para mí es imposible mantenerse en esos umbrales durante una hora. Por eso existen las ideas, que son como una red de seguridad, un descanso, un archivo de ocurrencias que sostiene el espectáculo y le da forma y sentido. También son un fondo que detona la improvisación (ya que evocan escenarios, personajes, etc). Las ideas ya funcionan por sí mismas. Podría explicarlas sin más y salvar el Ultrashow a duras penas; pero la auténtica razón de ser del espectáculo es ese momento de creación frente al público. Por ese motivo no ensayo, porque no se trata de presentar a la audiencia un texto premeditado, sino que la gente pague por verme improvisar (y por las treinta o cuarenta ideas que explico). De todas formas, los contenidos que manejo se crean de forma instantánea y repentina. Las ideas se me ocurren y las anoto; no llego a ellas por medio del raciocinio, el pulimento o el trabajo acumulado. Si me haces pensar o elaborar, solo produzco mierda.

¿Alguna vez le han dicho que usted no tiene gracia, que sus Ultrashows no hacen gracia? ¿Qué le hace gracia a usted?
Me lo han dicho muchas veces; bueno, no me lo han dicho en persona, sino a través de Internet. Y es cierto, hay mucha gente a la que no le hace puta gracia el Ultrashow y yo le provoco un profundo rechazo. También hay gente que se ríe mucho, ¿eh? Ambos son corderos de dios. Ambos tienen razón.
Los contenidos o los discursos pensados para hacer reír no suelen hacerme gracia. No consumo mucha comedia ni humor en general. Hay determinadas personas que me hacen reír digan lo que digan, busquen ser graciosos o no. Es una cuestión de seducción. También me río con determinadas desgracias, no puedo evitarlo.

¿Qué es en el fondo el humor? Si destilamos el humor, ¿qué es lo que nos queda? ¿Cuál es el denominador común de todo lo que produce risa?
Buf, yo qué sé. Habrá un montón de estudios científicos y filosóficos sobre el fenómeno del humor y la risa. Búscalos, qué quieres que te diga. Hay un libro muy conocido del filósofo Henry Bergson que se llama La Risa, y sostiene la tesis de que nos reímos cuando se evidencia nuestra naturaleza más mecánica (al nivel que sea), cuando se pone de manifiesto que somos monigotes accionados por poleas; por ejemplo, en una caída… Bah, no sé, en realidad he leído muy poco sobre el tema y no tengo una opinión formada. Déjame dormir, por favor.

¿Piensa que el humor tiene un límite? ¿Cree que cualquier cosa puede ser objeto de chistes?
Los objetos del humor son ilimitados, claro. El límite tiene que ver con el contexto comunicativo, no con el contenido. Hay momentos en que el humor es interpretado como agresión o falta de respeto. Mi objetivo es explicar ideas, no escandalizar o forzar el límite. Pero bueno, siempre hay gente que se ofende, qué se le va a hacer. Solo espero que no me pongan una denuncia…

¿Alguna vez le han pedido que no hablara de algún tema en un Ultrashow? ¿Le han censurado alguna idea? ¿Se ha auto-censurado usted en algún momento?
Me pidieron un Ultrashow para las víctimas del Holocausto (con motivo del día internacional en memoria de las víctimas), y claro, no me permitieron bromear sobre el asunto, como es comprensible… Que nooo, ¿cómo iban a pedirme algo semejante? Normalmente me contratan en sitios en los que no hay problemas con la censura. Yo me censuro si noto que lo “polémico” del contenido puede empañar la idea que quiero transmitir, es decir, si el público va a fijarse más en la supuesta “transgresión” que en la idea. Pero esto ocurre muy, muy poco. Bueno, a ver, en la radio no puedo explicar según qué ideas, claro, porque sería un marrón para el programa y se acabaría la sección. Cuanto más masivo y más poder concentra el medio en que te muevas, más terror, más tijera y más recato. Pizzicato.

¿Cuáles son sus referentes a la hora de escribir e interpretar sus espectáculos? ¿Está más influido por la cultura académica o por la cultura popular? ¿Quién es su humorista favorito?
Hay momentos en los que estoy sobre el escenario y pienso, “mira, este trozo así aislado, parece un stand up americano de, yo qué sé, Steven Wright, o Tig Notaro” (sí a veces pienso en esa tía, no sé por qué). Que conste que no conozco mucho el stand up americano. Fue Carlo Padial el que me inició, pero no he visto casi nada. Ayer me descubrí usando involuntariamente el ritmo de Javier Cansado, o eso creí por un instante… Aparte de esa anécdota, me influyen muchos agentes (aquí suelo citar a la gente de mi entorno): Jonathan Millán, Querido Antonio, La Abuela Bloguera, Canódromo Abandonado, Los Venga Monjas, Los Pioneros del Siglo XXI, Álvaro Carmona (que es humorista y amigo), buef, Los Chanantes… Ah, hostia, tengo muchas ganas de ver a Ignatius Farray en directo…

¿Quién diseñó la cabecera de su blog? ¿Cuántas horas pasa al día metido en Internet? ¿Qué ha aportado Internet a su carrera profesional?
La cabecera la hice yo con el Paint. Entro muchas veces al día en internet. Lo uso mucho. Me sirve para promocionar mi trabajo y difundirlo. En Internet me he forjado la fama gracias a los vídeos en Youtube. Y joder, también me da infinidad de contenidos. Lo uso mucho, lo uso mucho… Sí.

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