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Guten Tag, Question Tag!

Hay un concepto que aprendí en clase de inglés: las question tags. Seguro que os suenan. Sin traducción apropiada al castellano, son preguntas que se hacen al final de una afirmación para corroborarla. Por ejemplo:

You are in love, aren’t you? Que se traduciría muy correctamente como Estás enamorada, ¿no?

Así que podemos decir que en español también tenemos nuestras question tags, que siempre son “¿no?. Eso sí, en inglés es mucho más complejo, porque dependiendo de la frase, la question tag cambia.

Si es una frase negativa, la question tag ha de ser afirmativa:

You are not in love, are you? En español, esto nos da igual. Nuestra question tag no cambia. No estás enamorada, ¿no?

Y en alemán también, porque en esta lengua la question tag es invariable y siempre es oder? que significa exactamente ¿o?, como diciendo ¿o qué?, ¿o no?…

Du bist verliebt, oder? Pues eso, que no cambia si la frase es negativa. Du bist nicht verliebt, oder?

En inglés, al ser un verbo y un pronombre, las question tags varían dependiendo de muchos factores.

El otro día en clase de inglés alcancé algo así como el nirvana de las question tags. Estas cosas lingüísticamente me encantan. Me refiero a agarrar a la lengua por las solapas y hacer que suelte todo lo que tiene. Dejarla tiritando. Buscar los recovecos del lenguaje hasta que no quede nada de casuística por analizar. Poner al idioma contra las cuerdas y descubrir sus incongruencias.

Resulta que en inglés tenemos question tags para el imperativo. Do not fall in love again, will you?

E incluso para ese imperativo guarro de primera persona con Let’sLet’s fall in love with each other, shan’t we?

La primera frase se traduce como No te vuelvas a enamorar, y la segunda como Enamorémonos el uno del otro, pero las question tags en principio no las podemos traducir.

Si ponemos la question tag del castellano ¿no?, no tienen ningún sentido. No te vuelvas a enamorar, ¿no? Enamorémonos el uno del otro, ¿no?

Así que pensando un poco, tirando de la intuición lingüística mas profunda, he dado con la partícula que en español (al menos del español de España) se usa para las question tags de imperativo: ¿vale?

No te vuelvas a enamorar, ¿vale? Enamorémonos el uno del otro, ¿vale? Ay, no sé si es lo mismo, pero es lo más parecido que uno puede encontrar.

En cualquier caso, esto seguro que está ya estudiado, y gente que sabe más que yo ha dicho cosas más sensatas y más completas sobre el asunto, pero pensando en las question tags en español, me topé con una construcción muy chusca. Chusca porque es una frase normal con una cuestion tag asimilada dentro de sí mima.

Vamos a ver. Pongamos esta frase.

Estás enamorada.

Le añadimos una question tag española:

Estás enamorada, ¿no?

Y ahora las apretamos tanto que se confunden la una con la otra:

¿No estabas enamorada?

No podemos decir que esta frase sea completamente interrogativa. El emisor está casi seguro de que la receptora está enamorada, sólo tiene una pequeña duda, muy pequeña y quiere asegurarse. Exactamente como en el caso de la question tag básica.

Y es muy interesante, porque sólo vale con frases positivas. Si tú piensas que Juan tiene un perro pero empiezas a sospechar que no, puedes preguntar ¿Juan no tenía un perro? Y ese “no es simplemente una marca de question tag, no convierte a la frase en negativa. Sin embargo, si la situación es al revés, la cosa se complica. Supón que sabes que Juan no tiene ningún perro, es un dato sabido por todos, pero un día descubres en su casa una correa y pienso. No puedes preguntar ¿Juan no no tenía un perro? Y si dices ¿Juan tenía un perro? (convirtiendo la doble negación en un frase positiva, como te dice el sentido común) no hay nada que marque la question tag, no hay nada que indique tu nivel de seguridad acerca de lo que dices, parece que preguntas de nuevas y ¡no! ¡demontres! ¡Tú ya sabías que Juan no tenía ningún perro!

De hecho las question tags están de mierda hasta el cuello. Están metidas en un caso de curiosidad lingüística que llega hasta los pilares de la gramática.

¿A qué me refiero? A esa frase que no sé si considerarla enunciativa o interrogativa. La conclusión es que enunciativa e interrogativa no son dos valores absolutos y que, por lo tanto, existe un continuo entre estos dos extremos en el que podemos colocar varios tipos de oraciones que están a medio camino.

Partimos de la más enunciativa: Julieta está enamorada. Y llegamos hasta la más interrogativa: ¿Julieta está enamorada? Y entre ellas vamos a colocar varias frases que definen la actitud del hablante y delimitan con mucha precisión cómo de seguro está respecto a lo que pregunta.

1. Julieta está enamorada: seguro al 100%.

2. Julieta está enamorada, ¿no?: casi completamente seguro.

3. ¿A que Julieta está enamorada?: las tiene casi todas consigo. De hecho, mucha gente se pregunta (nos preguntamos) si este tipo de frases deben ir entre interrogaciones o no. Las oraciones que empiezan con “A que” tienen una entonación completamente distinta de una interrogativa al uso.

4. ¿Julieta no estaba enamorada?: estaba seguro, pero le ha surgido la duda.

5. Julieta estará enamorada: Hay probabilidades de que lo esté, pero no sabemos nada. Aquí el futuro simple no tiene nada de futuro. Se parece a un condicional, pero en realidad está asumiendo carga léxica de un “quizás” dentro de la propia forma verbal.

6. ¿Julieta está enamorada?: desconoce por completo si lo está o no.

Hace años leí sobre una lengua (amazónica, creo) en la que los verbos tenían una variación de modo que se correspondía a la certeza que el hablante tuviera acerca de los hechos que comentaba. Lamento muchísimo no poder dar con ella ahora mismo. El libro en que lo leí era prestado y tras horas de búsqueda no la he identificado. Si consigo encontrarla, editaré el post. En esta lengua había en torno a cinco niveles de certeza. Partiendo del “lo he experimentado en primera persona” hasta llegar al “hay rumores acerca de ello” pasando por el “hay evidencias de que ha sido” y el “me han dicho que así es”.

¿Cuántas más variaciones de modo podrían existir que no podemos ni imaginarnos? ¿Tal vez modos verbales que especifiquen a través de qué sentido hemos percibido la información (modo visual, auditivo, gustativo…)? ¿O quizá modos verbales que indiquen la aprobación del emisor hacia lo que dice, que midan la aceptación moral de lo que cuenta? ¿Y qué tal un modo verbal que indique el clima, el carácter confidencial de la información que se da o la intencionalidad (o no) de las acciones? La realidad, en cualquier caso, siempre supera a la ficción lingüística.

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